Un año más estamos en la sala Garaje Beat Club de Murcia, una de las más queridas por los músicos murcianos y una de las mejores para disfrutar de un concierto, únicamente desmerecida por su ubicación ya en la periferia de la capital, para presenciar las rondas de semifinales del CreaMurcia Pop-Rock 2019.
Que abran la noche los jovencísimos The Wrong Way es sin duda un acierto para arrancar las semifinales del CreaMurcia. Su concierto es una buena muestra del potencial y el talento joven: se les oía comentar antes de subir al escenario que además de ser la primera vez que se presentaban al certamen, este era su primer concierto en una sala de la ciudad. Lejos de amedrentarse, fueron dejando de lado los nervios iniciales y quedó claro que su intención es que nos acordemos de sus nombres tras esta noche. Por supuesto, su juventud no se nota solo en su cara y si bien es verdad que sus canciones aún necesitan algo de madurez y encontrar un sonido más propio, eso no deja de ser algo que únicamente se consigue con tiempo y experiencia. Un conjunto de vientos termina de dar redondez y rollo a una base de ska-rock ya de por sí bastante sólida formada por bajo, guitarra y batería. Aunque sus letras tienen un tono muy reivindicativo, el mensaje que mejor transmiten es que se lo pasan estupendamente tocando y que su concepto de concierto va ligado al de espectáculo: no es fácil tener que romper el hielo y se notó perfectamente que habían preparado al detalle la interacción con el público. Tras todo esto, no tengo problema en afirmar que a más de una banda ya consolidada actualmente le habría gustado sonar así de bien a la edad de The Wrong Way.
Tras una breve pausa, llegó el momento de ver, por fin, a la formación completa de Old Coin sobre el escenario del CreaMurcia, algo que esperaba desde el concierto en formato reducido con el que se defendieron en el certamen hace dos años. La iluminación les acompaña a la perfección durante su media hora de concierto. Parece que el técnico de luces de la sala también está dentro de la atmósfera que crean Old Coin y hace maravillas acompañándola con el aspecto visual en el momento, dado que no es algo que trajeran preparado. Si aislásemos a cada uno de los integrantes de Old Coin, jamás podría pensarse que forman un grupo que suena tan bien. Cada músico parece sacado de un escenario diferente y aun así se sincronizan perfectamente sobre el escenario, respetando los espacios y momentos de cada uno. Si fuera necesario, podríamos encuadrar sus canciones dentro del rock progresivo o sinfónico, pero parece que este es uno de esos grupos que no se preocupan por esas cosas. Aunque los nervios les traicionen entre canción y canción, esta noche Old Coin han dado un concierto impecable.
Una propuesta bastante diferente e inesperada fue la de Farfett. Se trata del proyecto, al parecer en solitario, de la cantante Lola Barberán, más conocida por este sobrenombre que significa “mariposa” en maltés. Siempre con la presencia de una buena voz, las canciones viraban en estilo, teniendo en ocasiones un sonido más pop pero acercándose en otras a sonidos bastante jazzeros. Las primeras filas de un público más bien tímido acabaron la noche bailando con sus temas, pero el único fallo de Farfett reside en la falta de estímulo visual: al llevar las bases instrumentales grabadas, no hay banda sobre el escenario y el concierto acabó cayendo ligeramente en la monotonía aun con el tono animado de las canciones.
El último nombre de la noche es Austin Slack. Se trata del músico con más experiencia de la tanda y eso, como era de esperar, se nota en su sonido. Son la formación más sólida de las que ha pasado esta noche por el escenario y todos los músicos dominan su instrumento. En directo, Austin Slack no desmerece a la fama que le precede como guitarrista, aun así el concierto resultó algo impersonal tanto entre los músicos como en los temas. La falta de un sonido propio es lo que le falta a este joven músico para complementar su virtuosismo.
Finaliza así la primera tanda de semifinalistas, que nos han dejado una noche en general muy positiva, con diversidad de estilos, propuestas y edades, una mezcla que es ya el sello distintivo de este certamen.