La segunda noche de las semifinales del CreaMurcia tenía todas las papeletas para ser la más potente de las 3, sin embargo lo que empezó rompiendo moldes acabó transformándose en una noche anodina que terminó por hacerse cuesta arriba.

Yaz Veh por Lola López
La sorpresa vino al principio con el concierto de Yaz Veh, una propuesta envuelta en el misterio y que superó todas las posibles expectativas que pudiera haber entre el público. Creo que no sería capaz de acertar ni una sola de las influencias de esta banda que suena como si Radiohead se volvieran traperos. La clave está precisamente en eso: suenan frescos e inclasificables, mezclando idiomas, sonidos y efectos dentro de los propios temas, captando reminiscencias de Thom Yorke, Nick Murphy o el propio Bon Iver cuando dan rienda suelta al armonizador de la voz, que usan con tanto acierto como el estadounidense. Nadie en Garaje Beat Club tiene la menor idea de lo que está pasando sobre el escenario, pero aun así nadie aparta la mirada de Yaz Veh. Ellos sienten lo que están tocando y la variedad de capas de sonido (sin caer en el batiburrillo) da al público gran diversidad de estímulos a los que atender en cada momento.

Mez-K por Lola López
El relevo fue para Mez-K, una de las bandas de ska más reconocidas de la Región además de experimentada en el certamen. Los conciertos de Mez-K suelen ser sinónimo de buen ambiente, energía y mucha potencia sobre el escenario. Pese a que las primeras filas del concierto estaban tan entregadas como de costumbre, esta vez su directo tuvo más dificultades para calar en los menos seguidores del género, algo que no suelen tener problema en hacer. Mez-K es ese grupo que lo hace tan bien que da gusto escuchar aunque no sea tu estilo. Sin embargo, en esta ocasión parecían más tensos, posiblemente debido a los ajustes que tuvieron que hacer a las canciones ya que uno de sus guitarristas no pudo tocar debido a una lesión.

Planeta Tortuga por Lola López
La tercera banda en tocar fue Planeta Tortuga, un nombre que resonará en la mente de todo aquel familiarizado con el certamen y este ha sido finalmente el año en el que hemos podido ver su directo. Es innegable que suenan redondos, pero su sonido azucarado termina por hacerse tedioso. Se trata de un pop comercial canónico, con canciones pensadas para que el público coree los estribillos (lo cual consiguen hacer), cíclicas y pegajosas con versos que parecen repetirse en todos los temas. A mi lado oigo decir que suenan como la intro de una serie de Disney Channel, mientras que por otro lado, alguien me insiste en los peligros de la democratización de la música con la mirada clavada en el escenario.

In-Pulses por Lola López
El último concierto de la noche fue el de In-Pulses, que consiguió el segundo puesto en el certamen en el año 2017. En esa ocasión vimos a una banda más orgánica sobre el escenario, pero en estos dos años la formación de In-Pulses ha dado un giro de integrantes y enfoque. Actualmente, buena parte de su directo depende de un ordenador, factor que pudo ser el causante del mal sonido que les acompañó durante su media hora de concierto. A pesar de que su música pretende ser electrónica y bailable, a ellos no se les termina de ver cómodos sobre el escenario. Se entrevé el posible potencial de las canciones pero su sonido es confuso y eso hace que su gran apuesta por el aspecto visual del concierto quede algo coja sin un contenido musical a su misma altura. Al final de su concierto nos queda la sensación de que su propuesta quizá es demasiado ambiciosa para lo que son capaces de trasladar a la práctica al día de hoy.
Por tanto, a lo largo de la segunda noche de semifinales fueron desinflándose poco a poco las expectativas que estaban puestas en estas bandas y que el primer grupo de la noche sí consiguió mantener arriba. La atención recaía a partir de ese momento en las 4 bandas que aún quedaban por defenderse en directo en la tercera y última noche.