Tras dos primeras jornadas en el Vida Festival más que satisfactorias en las que disfrutamos tanto del intenso directo de grupos consolidados como Phoenix, como nos llevamos la sorpresa de pequeños grupos de la talla de Tórtel o The Secret Society, nuestro festival acabaría con un maratón que comenzaría en la Daurada Beach Club con unos más que sobresalientes conciertos matinales.
Calentamos en el escenario patrocinado por Aperol Spritz con la electrónica de Tversky, a menudo a medio camino entre el soul y el funk, algo potenciado con un uso medido del saxofón que sin duda funcionaba a la perfección y daba un aire especial a las melodías del dúo catalán. Aun así, los platos fuertes de la jornada matinal del Vida Festival eran sin duda los dos conciertos que nos esperaban. El primero de todos fue el excéntrico Bigott. Sin duda, sus directos siempre son sinónimo de buen rollo. En parte, por las melodías de tinte psicodélico que la genial banda que acompaña al zaragozano nos regala en temas como ‘Pavement Tree’ o ‘Canibal Dinner’; pero sin duda, es la energía positiva que el frontman derrocha lo que hace que sea inevitable que el público no esté completamente metido en el concierto. Tras el zaragozano, una de las sensaciones del Vida Festival se subía al escenario. El público asistente a su concierto del jueves ya había bautizado a Parcels como la revelación del festival, y si bien parece que el set se desarrolló en otra onda a la de la jornada inaugural, los ritmos bailables y el pop con reminiscencias a los dioses Daft Punk funcionaron a la perfección en un Daurada Beach Club que estaba a reventar y en el que nadie lo pasó mal.
Al igual que el día anterior, nuestra jornada en el recinto comenzaba bien temprano y con el corazón dividido. Por un lado, en el escenario La Masía el mago Enric Montefusco intentaría convocar de nuevo a su duende; y por otro lado, el potente psych rock de My Expansive Awareness esperaba en esa mágica Cabana de Jägermusic. Nos decantamos por esta segunda opción, aunque no pudiendo evitar mirar atrás con indecisión. El grupo zaragozano presentó a la perfección su segundo LP ‘Going Nowhere’, dando un recital de rock y psicodelia que pocos grupos en nuestro país podrían igualar. La solidez que han mostrado con el segundo largo y que sin duda supieron llevar a la perfección al directo hace que sin duda el grupo esté llamado a seguir creciendo y expandir su palabra. No dudamos de lo imprescindible que supone My Expansive Awareness para el underground de nuestro país.
Los siguientes conciertos nos sirvieron poco más que de calentamiento para lo que nos esperaba ya a altas horas de la noche. Ya comentamos en nuestros imprescindibles que la oportunidad de ver por primera vez a Mishima en su propia casa era especialmente atractiva, y sin duda fue más que gratificante, pese a haber únicamente catado su último disco, del cual nos dejaron, por ejemplo, la sencilla pero hipnótica ‘Una sola manera’. Tras una actuación de Waurhaus en la que su estilo no terminó de engancharnos pese a lo atractivo de su propuesta, nos esperaba el que fue sin duda para un servidor el concierto del festival.
Fleet Foxes llegaba a Vilanova i la Geltrú a presentar ‘Crack-Up’ su tercer disco publicado tras 6 años de silencio. Se notó en un principio de concierto en el cual encadenaron 5 temas de dicho álbum, algo que el publico pareció rechazar pese a la dulzura y perfección de temas como ‘Cassius -‘. Tras ello, el primero de los «sobresaltos» para un servidor fue la temprana interpretación de ‘Your Protector’, momento en el que gran parte del público consiguió engancharse. Pero sin duda, si hay un hit en ese ‘Crack-Up’ fue el que utilizaron para dar el pistoletazo de salida a todas las emociones de los verdaderos fans. Encadenaron el single ‘Fool’s Errand’ con ‘He Doesn’t Know Why’ y los himnos ‘Mykonos’ y ‘White Winter Hymnal’, razones por las que algo se rompió dentro de nosotros y el grupo de Seattle acabó por hechizarnos. Y por si fuera poco, aún quedaba el cierre con ‘Blue Ridge Mountains’ y ‘Helplessness Blues’, haciendo las delicias de nosotros los más nostálgicos.
Aún extasiados por lo ocurrido en el escenario Estrella Damm nos acercamos a ver la propuesta de Warpaint, quienes tal vez por el subidón de emociones, tal vez por lo descafeinado de sus nuevos temas o tal vez por no estar lo suficientemente metidos, no acabaron de engancharnos hasta la interpretación final de ‘Love is to Die’ y ‘New Song’. Nuestro Vida Festival llegaba a su fin, pero aún quedaba una buena sesión de bailes en el escenario principal. Al igual que pasaba con Fleet Foxes, quien subscribe estas líneas llevaba bastante tiempo ya detrás de los australianos Jagwar Ma, y tras su segundo disco nos asaltaba la duda de si girarían el set al lado psicodélico o al electrónico. Seguramente debido a las altas horas de la noche en las que nos encontrábamos, se decantaron por lo segundo, haciendo bailar a todo el Vida Festival con temas como ‘Give Me a Reason’, ‘Batter Up’ o ‘Come and Save Me’. Sin duda, un broche de oro para nuestro Vida Festival.
A modo de conclusión y más allá de lo estrictamente musical, desarrollado en todas las crónicas, habría que hacer especial mención a la perfecta organización del festival. Comenzando en la apuesta por la comodidad que supone reducir y respetar al máximo las cuestiones aforo y llegando hasta servicios como los autobuses o la limpieza en los aseos tanto del recinto como del camping. Sin duda, el Vida Festival es un festival, si no familiar (alegraba mucho ver a familias completas disfrutando de los directos programados), un festival cómodo.
Fotografías del Vida Festival