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Ambiente, actitud, oscuridad, amor, fiesta, Trepàt

Allá por diciembre, cuando el Microsonidos presentó su cartel para 2017, marcamos en nuestro calendario una cita ineludible para el viernes 24 de febrero: Trepàt en la Sala 12&Medio.

Entramos a la sala y nos encontramos con que la oscuridad que caracteriza a la 12&Medio va a juego con el grupo que ocupa su escenario. Los murcianos Tumefactum son los encargados de abrir la noche con su post-punk oscuro y grave. Son más sólidos que la última vez que les vimos en directo, también en el Microsonidos pero esa vez en la fiesta de clausura del año pasado, donde abrieron para Juventud Juché y Perro. Están presentando su nuevo largo homónimo y se les nota más compactos,  más seguros de sus canciones. Llenan más la sala con notables punteos de guitarra, el batería sigue tocando igual de frenético que como recordábamos y la actitud solemne de la bajista termina de sellar su puesta en escena, que llama la atención hasta de los que no terminamos de entender del todo su propuesta.

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Tumefactum por Lola López

Salimos a la puerta en el cambio de escenario porque incluso Mariano Rojas a medianoche es más luminoso que lo que hemos visto (y lo que nos queda por ver) esta noche en la 12&Medio. Fantaseamos acerca de los que nos tiene preparado Trepàt. El único encuentro que tuve con ellos fue en el pasado Festival SOS4.8 y apenas había escuchado entonces ‘Torturas en los bares’. Además, habíamos escuchado que cada directo de Trepàt es diferente.

Se abre la puerta de la sala, alguien grita que ya va a empezar y uno de mis acompañantes suelta al cruzar la puerta “qué ganas tengo de Trepàt, me apetece mirar lascivamente a alguien”. Y en esa frase se resume un concierto de los granadinos: ambiente, actitud, oscuridad.

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Trepàt por Lola López

Suenan demasiado bien. Desde la primera canción me doy cuenta de que la 12&Medio les viene como anillo al dedo. Trepàt se comen la sala con el ambiente que crean, nos envuelve su atmósfera como una espiral de la que no podemos (ni queremos) salir en toda la noche. Nos hipnotizan y engatusan, pero ellos mismos también están dentro de su juego. Sobre el escenario se lo creen, son actitud, están totalmente metidos en sus canciones y su puesta en escena, todo va acorde: los movimientos de su frontman como en trance, las (escasas) luces de la sala, el tono de sus canciones y el puñado de personas asistentes. El batería parece a punto de estallar y entendemos mejor que nunca eso de que el bombo resuena en toda la ciudad porque Trepàt se han traído el amor a Murcia.

‘Caballo’ y ‘Onix’ son los primeros cañonazos de la noche, contrastando con el silencio sepulcral que se hace en la 12&Medio cuando llega el turno de ‘Playa’, que se hace de rogar por problemas técnicos para finalmente dejarnos mecer por la voz de Miriam y el solemne crescendo que vertebra toda la canción. Entre tanto amor terrenal, queda tiempo para revisitar La Fiesta Oscura y seguidos vienen ‘Martirio’, ‘Transmediterránea’ y ‘Kalashnikov’, que pese a ser parte de su primer trabajo, suenan tremendamente sólidas y frenéticas, se notan reinventados, reformados con el sonido compacto y seguro que caracteriza al Trepàt más reciente.

No hacen falta más que un puñado de temas para afirmar sin miramientos que el de Trepát es uno de los directos más cuidados que me he encontrado nunca. No hay ningún tema que suene como en el disco, todos parecen haber sido estudiados al dedillo para sacar de ellos la mejor versión en directo, han sabido dar forma a todo su setlist alargando las canciones cuando estas lo necesitaban, fusionándolas o cambiándolas hasta hacerlas casi irreconocibles pero inevitablemente bailables (como es el caso de ‘El Amor Está en la Tierra’, que nos deja a todos boquiabiertos cuando Juan Luis suelta la guitarra, aferra con una mano el micrófono y con la otra una baqueta con la que aporrea un pad que suelta ritmos que nos hacen bajar la cabeza, soltar los hombros al ritmo, igual que ellos sobre el escenario). Como era de esperar, el clímax nos lo da ‘Torturas en los Bares’. El bajo nos arrastra y nos dejamos sumergir en Trepàt hasta el fondo y entre potentes sintetizadores y voces sampleadas, ‘Crack’ y ‘Retrofestiva’ nos llevan hasta el final de la fiesta.

Salimos de la sala sin acabar de creernos que esto acabe ya, pero no hay bis y vemos cómo los músicos cargan sus cosas hasta la furgoneta. Si hubieran hecho el setlist el doble de largo no nos hubiéramos quejado, no nos hubiera importado seguir hipnotizados por Trepàt durante otro buen rato.

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